debo bajar hasta la profundidad de tu abismo
para mirarte a los ojos
y comprender que no existes.
debo acariciar tu boca serenamente,
besarla incluso,
para comprender que no puedes dañarme.
debo tomar tu mano
y caminar discretamente
por valles de oscuridad
para recién darme cuenta
que tus garras no pueden herirme.
miércoles, 9 de septiembre de 2009
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